jueves, 21 de agosto de 2008

Alimentacion complementaria

El objetivo de los organismos mundiales de la salud, en ocasión de la Semana Mundial de la Lactancia Materna (agosto 2005), consiste en incorporar alimentos complementarios, mientras se continúa con el amamantamiento por 2 años o más.

Luego de tener una correcta dieta en el embarazo, hay que cuidar la alimentación complementaria en la comprende todos aquellos alimen­tos distintos a la leche, que inte­gran la dieta del niño desde los seis meses de vida, consiste en la transición gradual de la alimentación exclusiva­mente láctea, a otros alimentos, para mejorar la salud en la vida adulta.


El SMI, como celoso guardián de la salud y nutrición de sus niños, une sus esfuerzos a esta tendencia mundial.


Para introducir otros alimentos en la dieta del bebé, debemos tener en cuen­ta su desarrollo neuromuscular, así como también otros factores nutriclonales, socioeconómicos y culturales.


Muchas veces las mamas nos pre­guntan: ¿Cuándo mí hijo va a empezar a comer?, ¿Qué le podemos dar? Me dije­ron que puede tomar tal o cual jugulto... Debemos contestar estas preguntas, pero informando a la vez, los motivos por los cuales deben seguir paso a paso, lo que aconseja su pediatra.


Si iniciamos una alimentación com­plementarla temprana, podemos expo­ner al niño a problemas gastrointestina­les, broncoaspiración, alergia, entre otros. El reflejo de succión y deglución de líquidos está presente desde el naci­miento; pero alcanza la madurez para degluir un alimento semi-sólido alrede­dor del 45 mes, cuando desaparece el reflejo de extrusión (expulsión hacia fuera con la lengua de los objetos y ali­mentos que se acercan a sus labios).


Lactancia materna y alimentacion complementaria


También en este momento está pre­sente el control del cuello y tronco, facili­tando que el niño se mantenga erguido para deglutir esos alimentos. Los movi­mientos rítmicos de masticación se pro­ducen entre el 7°- y el 9e mes siendo posible la trituración de los mismos.


Otros cambios internos ocurren: entre el 4a y el 6S mes está capacitado para la digestión de almidones y cereales y entre el 7a y 95 mes completa la madu­ración de la función renal.

Se insiste en que deben cubrirse las necesidades alimentarias con prepara­dos hechos en la familia, o sea caseros e higiénicos, y se deben utilizar nutrien­tes en un volumen adecuado a la capa­cidad gástrica del niño, y ofrecidos en un entorno agradable, permitiéndole usar una cuchara y alimentarse solo.

Estos alimentos aportan otras fuentes de calorías, hierro, vitaminas y minera­les, en esta etapa de crecimiento y des­arrollo acelerado donde la leche por si sola, no es suficiente.


Es aquí, que el niño comienza a crear hábitos y gustos por los alimentos, y la mamá le enseña a comer lo mismo que come ella, con mucha paciencia y teniendo en cuenta ciertas "estrategias". En un plato colorido, coloca verdu­ras también con lindos colores, luego frutas en pequeña cantidad.

No importa que al principio recha­ce su sabor, insistirá sin presionarlo.

Luego de una semana cuando comprueba que toleró los primeros alimentos, ofrecerá cereales de a uno, harina de maíz, tapioca, arroz.


El siguiente paso le toca a las car­nes: ¿qué desafío! Ya que no es una papilla blanda, pero puede ser picada y mezclada con los otros integrantes de la dieta lo que ayudará a aceptar otras consistencias y texturas.


Estos alimentos se repetirán entre el 6S y 8a mes continuando luego los otros nutrientes recomendados por el pedia­tra, beneficiando el desarrollo físico, social y emocional para el niño y para la familia.

Como último consejo a las mamas les decimos:

Elijan alimentos frescos, no enva­sados.


Prepárelos en casa, sin conser­vantes ni aditivos, sin agregar condi­mentos ni sal.

Ofrezcan agua con las comidas sólidas y ... CONTINÚEN AMAMAN­TANDO, pues: "la leche materna pro­vee a los dos años de edad, el 40% de las necesidades energéticas del niño aportando la mayor cantidad de proteínas, minerales y ácidos grasos esenciales."

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