Una idea muy común es pensar que los individuos alérgicos son "sensibles a todo", es decir, que su salud está sometida al ataque de infinidad de alérgenos. Pero, en realidad, estos casos son reducidos, más aún cuando se trata de niños. De hecho, la mayoría de las veces, el enfermo sólo es sensible a uno o dos antígenos.
Distintos tipos de alérgenos
Según su frecuencia o poder alergizador, los alérgenos pueden agruparse del siguiente modo.
Alérgenos inevitables
Son también conocidos como universales debido a que suelen estar siempre presentes y son difíciles de evitar por completo. El más dañino de estos alérgenos es el polvo ambiental, responsable del 80 por ciento de los casos de rinitis y asma.
El niño alérgico al polvo sufre malestares al permanecer en casas antiguas o espacios cerrados. El polen comienza a provocar accesos recién a partir de los 10 años.
Alérgenos eventuales
Forman parte del entorno del niño pero es posible erradicarlos. Son principalmente las faneras, escamas y pelajes de los animales domésticos (gatos, perros, conejos, hamsters). En este grupo también se encuentra la humedad atmosférica, presente en determinadas casas o en la cercanía de los bosques.
• Alimentos
La alergia alimentaria no es tan frecuente. La provocan principalmente las cerezas, os crustáceos, el pescado y el chocolate. Asimismo, se debe poner atención a los alimentos que contienen aditivos, como conservantes y colorantes.
• Insectos
Los insectos que pican, como la avispa, la abeja y el avispón, pueden ocasionar reacciones graves e incluso mortales. Es conveniente desensibilizar a aquellos niños que hayan sufrido algún tipo de reacción alérgica al ser picados por estos insectos.
• Medicamentos
La alergia medicamentosa es poco frecuente en los niños. Los alérgenos principales son los antibióticos, la penicilina, las sulfamidas y la aspirina. Como ya dijimos, nuestros hijos pueden ser sensibles a uno o más de éstos alérgenos. Sin embargo, ninguno de ellos provoca una reacción localizada en un lugar específico y, a su vez, una misma sintomatología puede ser causada por más de un alérgeno. Por lo tanto, la forma en que la alergia se manifieste en cada niño dependerá de su sensibilidad particular.
Como atacan los distintos tipos de alergias a los niños
Alergias respiratorias
Son las más comunes en los niños y producen una reacción en todos los niveles del árbol respiratorio, desde la nariz hasta las más pequeñas ramificaciones bronquiales. Según el acceso que provoquen se pueden distinguir tres grupos:
- Rinitis, rinofaringitis, sinusitis.
- Tos espasmódica.
- Asma.
El conocimiento de los distintos síntomas de estas enfermedades permitirá a los padres estar alertas para acelerar su diagnóstico y evitar complicaciones.
• Rinitis
Se caracteriza por producir abundante mucosidad, de color claro y acompañada de estornudos.
Cuando están afectados de rinitis, la nariz de los niños se tapa y sufren de fuerte picazón. Aunque no son graves, estos trastornos lo molestan por su carácter regresivo. Asimismo, algunas son estacionarias, como por ejemplo la fiebre del heno o polinosis, que aparece en primavera. Frecuentemente, la rinitis alérgica del niño puede ir acompañada de una sinusitis maxilar. Si las cavidades sinusoidales se llegaran a obstruir por la infección, sería necesario drenarlas y limpiarlas con antiinflamatorios.
• Rinofaringitis
Esta afección es muy común en niños de 2 a 7 años. Se manifiesta a través de una mucosidad purulenta, obstrucción nasal, algo de fiebre e inflamación de ganglios en el cuello. Su aparición se debe a la relativa fragilidad del niño contra bacterias y virus. Es común que se corrija con el crecimiento.
• Tos espasmódica
Es bastante frecuente entre los З у б años. El niño tose durante el día y principalmente durante la noche, mientras duerme. Tiene una tos seca y a veces espesa, pero sin expectoración. Si bien el estado general de salud es bueno, esta tos preocupa a toda la familia y a menudo indica un principio de asma. Por ese motivo, el tratamiento de desensibilización específico está plenamente justificado y al mismo tiempo brinda tranquilidad.
• Asma
Resulta fácil diagnosticarlo a partir de los 3 años. Los síntomas precursores de la crisis son los siguientes.
Las mutaciones en el carácter del niño: se vuelve agresivo ó, por el contrario, se siente abatido.
La pérdida del apetito y accesos de tos seca.
Advertir estos síntomas permite prevenir las crisis próximas. Suelen caracterizarse por dificultades respiratorias, que son mayores al exhalar, y con un ritmo respiratorio lento.
El tórax del niño está en distensión, no presenta cuadros febriles y produce un silbido al respirar. Este cuadro genera una expresión de ansiedad en el rostro y puede llegar a durar algunas horas, tras lo cual el niño recupera la respiración normal.
Si los accesos de asma se revierten en forma espontánea, surge una pregunta: ¿en qué reside su gravedad?
Es preciso aclarar que una crisis aislada de asma, que cede con la terapéutica habitual, no tiene ninguna consecuencia para la salud del niño. No obstante, cuando la intensidad de las crisis aumenta, incrementan su frecuencia y además se presenta resistencia a los tratamientos, esto determina que las secuelas sobre la función respiratoria puedan ser graves. En tal caso, el asma se convierte en una enfermedad que incapacita al niño, repercutiendo en su estado general, en su desarrollo físico, su comportamiento familiar y, finalmente, en su actividad escolar.
Según la frecuencia en que se presentan las crisis, la enfermedad asmática se clasifica en cuatro grupos.
- La crisis aparece cada tres meses
- La crisis es mensual
- La crisis es semanal
- La crisis es cotidiana.
Es importante tener en cuenta que los dos primeros casos no representan mayor peligro para el niño. En cambio, los dos últimos casos corresponden a enfermedades asmáticas de gravedad.